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lunes, 10 de noviembre de 2014

Caracterización de un imbécil

No hace falta tener los ojos negros, azules, verdes o marrones;
tampoco altura o abundante cabello.  
Mucho menos es relevante la belleza, 
fecha de nacimiento o signo astrológico: 
se es imbécil sin importar clase, color o religión.

Un imbécil es individualista, 
fiel creyente de sus palabras y actos.
Piensa con la cabeza de abajo que adolece de  neuronas, 
es instintivo y la racionalidad la desborda en criticar a los demás.

Un imbécil miente, pensando que sus mentiras nunca aparecerán en pantalla o caminando por cualquier lugar, 
la sinceridad la llama omisión, 
el “estado de locura” justifica su vil actuación.

Un imbécil ni siquiera merece una descripción, 
solo no escucharlos.
 



lunes, 20 de octubre de 2014

Deseo ambulante



Respira cerca, más cerca, 
inhálame, 
desbórdame, 
obsérvame, 
percíbeme, 
acaríciame, 
muérdeme, 
siénteme.

Sueña a mi lado, 
toma mis manos, 
besa mis labios, 
despierta junto a mí.

Créame en tu universo, 
reinvéntame, 
no te alejes, 
ata mi cuerpo, 
sumérgete con mi alma, 
emerge del silencio, 
dibújame en la luna, 
no te vayas lejos, 

te quiero, te quiero en mis sueños, 
emocionas mis pupilas, 
alejas el miedo, 

mi piel con el sabor de tu anhelo, 
confía en mis besos, 
alucina en mi pecho, 
invirtamos tristezas en sonrisas eternas, 
eterno efecto, me quedaré bajo tu piel, 

improvisemos.


lunes, 18 de agosto de 2014

En las mañanas pienso que...

Vamos a vivir en una casa bonita;
no porque sea grande,
no porque esté recién hecha.

Vamos a vivir en una casa bonita porque será de los dos,
donde mires a tu alrededor fundiendo tu esencia con la mía,
construyendo sobre la soledad de ambos.



martes, 8 de julio de 2014

Cuando vuelvo en mí

Ver tus labios es sentirlos sobre mi cuerpo.

Clavar mis dientes en tu espalda, 
posar mis muslos sobre ti para que el juego jamás acabe. 

Sentir mis senos deleitarse de placer, 
el resto de mi piel envidiosa, comienza a moverse para llamar la atención de tus dedos, de tu lengua. 

Te va sintiendo mi cuello, 
te va recibiendo mi pecho, 
te observo en mi ombligo y me pierdo cuando llegas hasta abajo;
todos mis sentidos están enfocados en el mejor sexo oral. 

En el momento más intenso vienen a la fiesta tus dedos, 
solo para confirmar mi excitación.
Un ligero frío va recorriendo entre mis piernas, 
me paraliza hasta la respiración.
Una creciente sensación que explota en un gemido intenso.

Desmayo ante tu cuerpo, 
poseíste lo que querías y más.



martes, 1 de abril de 2014

Crónica de la desesperación

Se desplegó mi alma para quedarse en el andén.
Seguía mis pies descontrolados, controlando las náuseas, evitando las lágrimas.

Sentí una tristeza descarada, 
el miedo corroía mis dedos hundidos en mi frente.
El cielo escuchó mis más remotos quejidos, 
los arboles quedaron estáticos cuando me desplomé en sus raíces.

Odié las estrellas, 
odié las promesas, 
odié mi nombre.

Cuando dormía, me despertaban los cariños exiliados.
Cuando despertaba, me golpeaba una culpa otorgada, cedida como un regalo.

Quise intercambiar mis zapatos, correr en dirección contraria, despojarme del dolor.
Me prohibí hablar a otras personas, 
me encerré en el reconcomio que me consumía.

Lloré, 
lloré de día, 
lloré de noche, 
lloré mientras lloraba, 
caí en el más profundo abismo de mi ser.

Ahora lo puedo recordar, 
ahora puedo reconocer que naufragué en mi pandemónium, 
morí y cavé mi propia tumba, 
oré por mí: mi duelo latente.

Es así como reconozco que desesperé cuando te marchaste,
que todos los demonios se tornaron contra mí, 
persiguiendo la razón por la que te alejaste.

Ahora cuando comprendo,
eres mi pasado.