Imaginando una nota melódica violenta obsoleta,
pasos a lo desconocido.
Cíclicos silencios absorbentes, malditos.
La oscuridad de grandes calles interrumpidas por nuestro caminar,
el inteligible lenguaje de mirar.
Soy el palpitar de tu tensión,
sobre un puente,
frente a un muelle pestilente,
en un barrio colorido,
en un bar abaratado con un exquisito olor a tango.
Que falacia de picardía,
me invita y luego me escupe.
Espejismo de elocuentes frases,
incitador del silencio profundo:
que mis deseos lleguen a tus oídos,
que el aroma de mi caballo no se pierda de vista en los juegos de tus sueños.