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domingo, 1 de julio de 2012

Recurrente

Es así como mi sueño constante terminó siendo un número más de mi celular;
en pequeñas expresiones en espacios abiertos.
Lo quería devorar con la mirada,  
ese calor que emite hierve todo el moralismo de mi nombre.

¡Es que va por allí fijándose en otras curvas!
y no es que tenga problemas en la personalidad individualista de su pene, 
es que intervinieron emociones y ya no hay terapia que lo desvanezca de mi piel.

Busco la imperfección en su recuerdo,
pero me agravia la evocación de sus pecas, de su piel perfecta, de sus músculos buscando los míos, y de su rostro tomando toda mi excitación.

Busco, 
juro por mi mejor orgasmo que busco firmeza en sus acciones, 
simplemente aparece y desaparece cuando lo desea, 
dejando mis manos vacías y mis pensamientos como duraznos en cactus.

Pero creo tener la solución: ¡lobotomía!