Es así como mi sueño constante terminó siendo un número más de mi celular;
en
pequeñas expresiones en espacios abiertos.
Lo quería devorar con la mirada,
ese calor
que emite hierve todo el moralismo de mi nombre.
¡Es
que va por allí fijándose en otras curvas!
y no es que tenga problemas en la personalidad individualista de su pene,
es que intervinieron
emociones y ya no hay terapia que lo desvanezca de mi piel.
Busco la imperfección en su recuerdo,
pero
me agravia la evocación de sus pecas, de su piel perfecta, de sus músculos
buscando los míos, y de su rostro tomando toda mi excitación.
Busco,
juro por mi mejor orgasmo que busco firmeza en sus acciones,
simplemente
aparece y desaparece cuando lo desea,
dejando mis manos vacías y mis
pensamientos como duraznos en cactus.
Pero
creo tener la solución: ¡lobotomía!
2 comentarios:
¡Lobotomía! quiero una de esas, cómo las conseguimos? Será en los arrebatos de sensatez? o la desesperanza de no esperar más de aquellos que no desean darnos más? Recurrente pensamiento, yo también quiero una lobotomía...
Un taladro puede ayudar :)
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