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viernes, 28 de marzo de 2008

Ultimo viaje


Frió adormecedor en mis manos,
me perturban tantas gárgolas sobre estas tumbas y aún no logro percibir la tuya.

Te dejé cerca del árbol marchito porque tus sentimientos se parecían a el,
estabas justo detrás del sacerdote pedófilo y al lado del suicida de la cuadra,
te desplomé justo en frente de mi abuelo para que recordaras el olor de mi apellido.

Esta noche no quería estar sola,
esta noche me pesan las palabras: mi corazón debe hablarte.

He venido a confesarte que me arrancare los ojos,
hundiré tu katana en mi cuello e introduciré pétalos en mis oídos,
tal vez tenga un poco de miedo
debo ir a buscarte para separarnos una vez más.

Te he extrañado,
 desde esa noche he dormido solo unas cuantas,
te escrito mil plegarias.

Ya no hay vuelta atrás,
este es el adiós final.

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