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jueves, 14 de julio de 2011

2011

Tocaban a la puerta de mis labios unos besos, ansiosos por salir, 
encaprichados con tu boca.
Yo los contenía con una cerveza a medio sorbo, pero revotaban al verte la sonrisa.
Tenías un “no sé qué” dejando enajenada mi atención.

Tal cual como caramelo en un mostrador, 
te saboreé con la primera mirada, 
me acerqué con la segunda y te llevé a la boca con la tercera.

Puedes concéntrate en mis pupilas, 
en el contorno de mi mentón, 
en la calidez de mis pómulos, pero pruébame sin permiso, con deseo y sin perdón

Le agradaste a mi suspiro, 
deformaste mi egoísmo en un cielo nítido.
 
Recibe este colectivo de objetivos encausados en tu nombre.

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