Él me hablaba con la mirada, acariciaba mi expresión,
Llevaba mis manos a su mundo,
mi boca en sus altibajos.
Le regalé el beso más lujurioso de mi espíritu,
tenía más de un musculo a mi favor.
Saboreaba mi inocencia y yo me sumía a su placer.
Con un poco más de confianza le arrebaté un gemido,
me respondió exaltado, con un hálito solo comprendí: no te detengas.
Mi lengua pareció ser una nube que sostenía su respiración,
En mis labios la sensibilidad gritaba su nombre, tu nombre.
Eres el deseo de mis mañanas,
el corazón de mi orgullo y la palabra excitante de mi alma.
2 comentarios:
me parece interesante la forma en que relatas. te seguiré, yo recien estoy comenzando mi blog me gustaria que me visitaras es http://romualdo21.blogspot.com/ cuidate
Hola, gracias Romualdo, con gusto visitaré el tuyo, un abrazo.
Publicar un comentario