Abrir
el baúl de besos, volver a dejarme conducir por la enajenación.
Creía que explotaría internamente,
que me convertía en fuego.
Sentía
que me era agua y me unía a su saliva.
Fuimos dioses del sonido,
Él
era el relámpago y yo el trueno,
Jugó con las estrellas de mi cielo.
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